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Vamos a un mundo cada vez más sostenible, de hecho, es uno de los objetivos a cumplir en las agendas de todos los políticos. La restauración del futuro tiende a ser sostenible. Por lo tanto, como hosteleros debemos ver qué podemos hacer para que nuestros restaurantes sean sostenibles.
Un restaurante sostenible se caracteriza entre otros aspectos por el uso de ingredientes locales, envases ecológicos, la reducción de desperdicios alimentarios o desperdicio de agua, como ya hemos mencionado en otros de nuestros artículos, equipos ecoeficientes y compromiso social. Sin embargo, las últimas innovaciones van más allá. Y es que, de un tiempo a esta parte, se están desarrollando nuevos softwares tecnológicos que permiten, por ejemplo, cuantificar la cantidad de comida desperdiciada en un buffet o identificar qué áreas del restaurante consumen más luz o agua.
En los últimos 10 años, ha habido una aceleración en la transición hacia una restauración comercial y colectiva más sostenible. Esto ha sido impulsado por modelos de negocio innovadores que promueven el consumo local y responsable, así como por nuevas regulaciones que apoyan la sostenibilidad. La última de estas regulaciones es la reciente Ley 7/2022 de 8 de abril sobre residuos y suelos contaminados para una economía circular.
Esta ley obliga a los restaurantes a servir agua del grifo para reducir el uso de botellas de plástico desechables. Y es que cualquier tipo de restaurante, desde uno de comida rápida hasta uno con estrellas Michelin, puede ser sostenible. Lo importante es saber cómo reducir su impacto ambiental.
La sostenibilidad también se aplica al producto que consumimos. La alimentación tiene un impacto directo en nuestra salud física y emocional. En este sentido, es fundamental promover la educación sobre prácticas ecológicas y sostenibles que favorezcan un estilo de vida saludable. Además, es importante priorizar el tratamiento adecuado de los productos en lugar de buscar solo la máxima rentabilidad. Los costes indirectos asociados a productos que no son ecológicos, como los costes sanitarios y ambientales, al final y aunque a largo plazo, los terminaremos pagando de una forma u otra.
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