Propinas en pagos con tarjeta

Quien más, quien menos después de una comida deja una propina. Normalmente la cantidad varia en si el servicio ha estado aceptable, si nos han atendido con relativa rapidez, la calidad de la comida y sobre todo la atención del camarero, incluso, muchas veces, si no estamos contentos con el servicio, podemos no dar nada de propina.

Todo esto está muy bien, si no fuera porque la propina en España no forma parte del salario del empleado. Teniendo en cuenta que España se alimenta del sector turismo, y son muchos los extranjeros que visitan nuestro país, especialmente por su gastronomía, la propina se ha convertido en un importante factor a tener en cuenta en el sector de la restauración y es que hoy en día, son muchos los que no pagan con efectivo, lo que nos lleva a la pregunta de cómo pueden los clientes agradecer un buen servicio.

La respuesta está en las tarjetas y los terminales de pago, pero surge un problema: ese dinero no pasa por las manos del empleado y es posible que nunca lo reciba.

En la actualidad, existen terminales con aplicaciones que permiten dejar propinas del 10% e incluso del 25%. Sin embargo, en España no hay una cantidad establecida y no se basa en un porcentaje del total de la cuenta como ocurre en otros países, especialmente en los anglosajones. Para evitar que las propinas se pierdan, algunos establecimientos, convierten el dinero digital en efectivo.

Por ejemplo, si un cliente paga mediante tarjeta más dinero que el importe de la cuenta, esa diferencia se coge de la caja en monedas y se mete en el bote de las propinas.

Otra opción puede ser que el cliente que pague con tarjeta pueda hacerlo de dos veces, una pagaría el importe estricto de la cuenta y la otra la propina, que queda registrada y puede fácilmente retirarse de la caja en efectivo al bote de propinas.

Tanto en efectivo como con tarjeta, las propinas pertenecen a los trabajadores. El Tribunal Supremo se pronunció al respecto en junio de 2021, señalando que, en hostelería, incluso si la propina es con tarjeta, «el empresario debe limitarse a pagar con una mano lo que previamente ha cobrado con la otra», actuando como intermediario de un dinero que no le pertenece.

Los expertos laboralistas también advierten del peligro de que los empresarios de la hostelería decidan declarar esas propinas como ingresos del negocio antes de repartirlas. Si esto sucede y luego se transfieren a los trabajadores, esta cantidad se consideraría como salario.

Por otra parte, la cantidad donada por el cliente no es propiedad exclusiva del camarero que la recibe ni del servicio de sala, se tiende a que esa propina se destine a todos los empleados del restaurante.