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cocinar con huevo
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Hoy queremos hablar del huevo y su importancia en la gastronomía, no solo por sus beneficios nutricionales, sino también por su versatilidad y las numerosas propiedades que aporta al cocinar. El huevo se ha convertido en un ingrediente indispensable en la preparación de recetas como huevos fritos, escalfados, tortillas jugosas, hamburguesas, albóndigas, empanadas, entre muchas otras.
En ocasiones, el huevo no solo se utiliza como ingrediente, sino como un aditivo natural multifuncional. Ya sea la clara o la yema por separado, el huevo permite emulsionar, espesar, pegar, rebozar, dar brillo y color, subir masas y clarificar, entre otras propiedades valoradas en la cocina y en la industria alimentaria.
Las ventajas del huevo pueden tener un lado negativo: la posibilidad de contaminación con microorganismos dañinos como la salmonela. Sin embargo, gracias a los controles sanitarios en las granjas, estamos tranquilos en ese aspecto.
En la cocina profesional, los huevos utilizados deben ser seleccionados en centros de embalaje, donde solo se venden como huevos frescos aquellos que son aptos para el consumo directo, es decir, los de categoría A. Además de los huevos frescos, también se pueden emplear huevos transformados como ovoproductos, que pueden ser de diferentes tipos (huevo entero, clara o yema pasteurizada, congelada o en polvo).
Durante 32 años, el Real Decreto 1254/1991 fue la norma vigente para el uso de huevos en la cocina profesional. Esta norma se aplicaba a la elaboración y conservación de alimentos que contenían huevo como ingrediente, estableciendo las condiciones para el uso de huevos frescos. Si las preparaciones con huevo no se calentaban por encima de los 75°C en el centro del alimento, se requería el uso de ovoproductos.
Sin embargo, esta norma ha sido reemplazada y desde diciembre pasado está en vigor el Real Decreto 1021/2022. A partir de ahora, todos los consumidores podrán disfrutar de preparaciones con huevos frescos, como huevos fritos, pasados por agua, cocinados a baja temperatura, escalfados o tortillas jugosas poco cuajadas, incluso cuando comemos fuera de casa. Esto es posible porque la nueva norma permite el uso de huevos frescos si se cocinan a una temperatura de 63°C durante veinte segundos en el centro del producto y se sirven para su consumo inmediato.
Preparaciones con huevos no aptas para consumo inmediato pueden usar huevos frescos si se calientan a 70°C durante 2 segundos en el centro del alimento, o con una combinación de tiempo y temperatura equivalente. En otros casos, se deben reemplazar los huevos en cáscara por ovoproductos.
Cuando los alimentos con huevo y ovoproductos no sean estables a temperatura ambiente, deben refrigerarse a menos de 8°C y consumirse en un plazo máximo de 24 horas desde su elaboración.
Esta nueva norma nos permite disfrutar de forma segura, incluso fuera de casa, de nuestros platos gastronómicos habituales y vosotr@s, profesionales de la hostelería podréis ofrecer una mayor variedad de platos con huevo para todos .
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